Con motivo de su centenario, la empresa familiar Grupo RUSVEL, ha editado un libro conmemorativo titulado CIEN AÑOS, CIEN OBRAS, en el que se recogen las cien actuaciones de la empresa que pueden considerarse más relevantes de este siglo de historia.
Con esta edición, RUSVEL ha querido «rendir un homenaje al esfuerzo, empeño e ilusión de los miles de trabajadores, colaboradores y clientes que durante todos estos años han protagonizado esta gran aventura empresarial que hace un siglo emprendió D. Salvador Rus López»
Para el presidente de honor de la compañía, D. Joaquín Rus Velazquez, la selección de cien obras no ha sido una tarea sencilla, porque hay muchas más obras que páginas. Pero, según escribe en el prólogo, hay tres actuaciones que considera claves en la historia de la empresa: la construcción del Puente de Coripe en 1929, la carretera de Écija a Jerez en la sección de Utrera a El Arahal, en 1960, y por último, la creación de la empresa Heliopol, punta de lanza para la diversificación futura de la empresa familiar. «La idea era que RUS se centrase en las obras de carreteras de gran volumen, explica D. Joaquín, reservando a Heliopol las obras de edificación y de otro tipo, que no eran intensivas en el uso de maquinaria»
«Cuando estamos orgullosos de un trabajo, añade D. Joaquín Rus, los contratistas decimos que en él hemos dejado nuestro sello. Pero también hay obras que dejan su sello en nosotros. Y estos tres momentos marcaron sin duda la evolución de la empresa y moldearon su trayectoria para llegar a ser lo que somos en la actualidad»
El libro CIEN AÑOS, CIEN OBRAS reúne, además, una singularidad de gran valor, y es que muchas actuaciones vienen comentadas por el fundador de la empresa, el propio D. Salvador Rus, que hasta los años setenta seguía y conocía con detalle la evolución de cada una de ellas.
Sorprende, por ejemplo, la precisión con la que comenta la construcción de la carretera entre Cádiz y Torregorda en 1940: «Hubo que derribar algunos pabellones y las murallas de entrada y salida. Se restituyeron unos pabellones de oficiales y otros servicios. Y al quedar el fuerte dividido fue preciso unirlo mediante un túnel de hormigón armado para comunicar los dos espacios. Aparte de hacer muros en toda la longitud de carretera con dos grandes puertas de entrada a los recintos, también se hizo un portón sobre el foso con troneras previstas para un caso de voladura y tres fortines, uno por el lado de Cádiz y dos por el lado de Sevilla»
Llama también la atención el conocimiento que D. Salvador Rus tenía de la actividad de la compañía, cuando con motivo de varias obras en 1950, escribe: «Treinta obras se contrataron y desarrollaron en la provincia de Cádiz al mismo tiempo que se realizaba aquel grupo de obras de modernización. En ese mismo tiempo, se habían contratado y realizado otras dieciocho obras en la provincia de Sevilla. En total, se hicieron cuarenta y ocho obras en este periodo, algo más de dos años. Obras que estaban situadas a distancias considerables unas de otras, y visitadas con un coche de aquellos, que pinchaban con frecuencia y tenían averías, y por carreteras de afirmado deficiente o en reparación y sin señalización, por lo general»
Al hilo de las obras, el libro presenta en cierta medida un recorrido por el mundo de la construcción y la obra pública en Andalucía durante los últimos cien años, lo que lo hace doblemente interesante, también para los aficionados a la historia. En sus páginas podrán encontrar testimonios y detalles gráficos de las más variadas obras: desde la construcción de caminos y puentes en los años veinte hasta las últimas obras emblemáticas de este siglo, pasando por el asfaltado durante los años cincuenta y sesenta de miles de kilómetros de carretera que hoy vertebran la región.
En definitiva, estamos ante un libro que merece la pena conocer, no solo para adentrarse en la historia reciente de la construcción en Andalucía, sino por conocer con más detalle la empresa familiar RUSVEL que hoy cumple cien años.